El primer paso para la transformación personal es la aceptación y la confianza en nuestra esencia divina, más allá de nuestras expectativas, creencias y deseos, para llevarnos a vivir el verdadero propósito de nuestras vidas. 

La aceptación es una invitación a que te mires, a que te escuches, a que te reconozcas y a que te honres y celebres tu experiencia humana desde lo más profundo de tu corazón para desarrollar tu potencial.

Nuestro propósito es ayudarte conectado a tu realidad presente para dar un salto hacia el futuro e iniciar una nueva etapa en tu vida. Crearemos un libro en blanco, sin estructuras, para que puedas darle forma y abrir la puerta a tu libertad escribiendo la historia que deseas contar.

Al igual que la naturaleza las personas pasamos por estaciones durante nuestra vida y, como la naturaleza en cada estación cumplimos una función específica y necesaria. En el Delta del Ebro son muy visibles estas estaciones. Todo empieza en el invierno con una imagen cristalina del reflejo del agua que cubre todo el Delta, periodo de descanso donde todo parece estar inmóvil, hasta que todo empieza a moverse en la primavera, etapa indispensable para la preparación de los campos del arroz que daran sus frutos. Al final del verano, el color del Delta es dorado gracias a las espigas doradas de los arrozales, hasta que llega la siega. Otoño deja un paisaje bucólico de color marrón de los campos arados y representa a las fuerzas que promueven la desaparición de lo viejo y el ciclo empieza de nuevo.  

Esta analogía de la naturaleza visualiza nuestros procesos evolutivos y de producción, la vida pasa por estaciones o etapas. Y no debemos acelerar o saltar etapas, sino respetar dichos ciclos para fluir energéticamente, entender y equilibrar nuestros ciclos biológicos para saber qué hacer en cada una de estas estaciones para sacar un mayor provecho a nuestra cosecha.

• INVIERNO: tiempo para planificar, reflexionar e investigar.

• PRIMAVERA: tiempo para experimentar, aprender y evaluar.

• VERANO: tiempo para crear, producir y cosechar.

• OTOÑO: tiempo para soltar lo viejo y entrar lo nuevo.

¿En qué estación del año sientes que te encuentras en estos momentos?. La aceptación parece un estado pasivo, pero en realidad es un estado activo de responsabilidad que trae algo completamente nuevo a este mundo en que vivimos, una vibración sutil de energía que despierta tu consciencia y te ayuda a moverte a la fase de activación.

Todo el universo vibra con dos energías, polos opuestos y complementarios para obtener el equilibrio natural.

Nuestro potencial reside en la aceptación de nuestra verdadera identidad y la sensación de seguridad que emana de la fuente al enraizarnos con fuerza en nuestra escala de  valores y ser conscientes de las creencias que nos limitan. Si nos identificamos y reconocemos que somos parte de la energía universal, integraremos los 5 elementos de la naturaleza (agua, tierra, fuego, aire y éter) y resonaremos al ritmo del cosmos. De este modo, estaremos realizando nuestra propia maestría para vivir más cerca la experiencia interna del despertar y la transformación personal.

En la naturaleza, un árbol tiene la parte de contracción (raíces) y la parte de expansión (tronco y ramas). Este nexo de unión hace que cuando las dos energías se encuentran se produzca el equilibrio. Así funciona también nuestro cuerpo físico, mental y emocional. A veces estamos más hiperactivos, con ideas fijas (YANG), y otras veces, estamos más lentos, pasivos, volátiles y con falta de control en nuestras vidas (YIN).

Cuando estas dos energías se encuentran, se produce un movimiento de energía espirálico y dinámico. Si somos capaces de reconocer estas dos energías en todos los niveles de nuestra vida, podremos equilibrarlas y, poco a poco,  expandir nuestras raíces en la tierra para llegar a la expansión y florecimiento de nuestro SER.

Todo es dual y tiene dos polos opuestos. Los semejantes y distintos son los mismos. Los opuestos son idénticos en naturaleza, difiriendo solo en grado. Los extremos se tocan. Todas las verdades son semiverdades. Todas las paradojas pueden reconciliarse.